El café y la ansiedad combinan mal, muy mal.
La cafeína no es solo “ese empujón” que te levanta por las mañanas; es una droga psicoactiva potente que interfiere directamente con tu química cerebral. Funciona bloqueando los receptores de adenosina, la molécula que le dice a tu cuerpo “ya es hora de descansar”.

Y aparte de eso, ¿cuál es el problema? Que este bloqueo dura mucho más de lo que la mayoría cree. Y muchas veces no asocian determinados efectos adversos (problemas gástricos, reflujo, hipertensión, ansiedad, insomnio…) al consumo tan socialmente aceptado de café.
Como sea, tampoco quiero sonar alarmista ni que se malinterprete. El café tampoco es algo malísimo que todo el mundo debe esquivar. Tiene ciertos efectos positivos en algunas personas, efectivamente documentados.
El punto es que para nada es una sustancia endógena (generada naturalmente en nuestro organismo) libre de peligros. Ni tampoco es una droga para todo el mundo, como nos venden una y otra vez en todos sitios.
Enseguida descubrirás por qué.
El café potencia la ansiedad
En personas con metabolismo lento de la cafeína, una simple taza al mediodía puede seguir dando guerra en tu sistema hasta pasada la medianoche.
Y si eres propenso a la ansiedad o al pensamiento acelerado, ese “extra” de alerta puede convertirse en una noche de vueltas en la cama, latidos acelerados y mente hiperactiva.

Inconvenientes del café
Además, existen más inconvenientes del café, que enseguida te mostraré.
Por ejemplo, la cafeína aumenta la producción de cortisol (la hormona del estrés), lo que no solo dificulta conciliar el sueño, sino que, a medio plazo, mantiene tu sistema nervioso en un estado crónico de sobreestimulación. Resultado: más irritabilidad, peor descanso y un círculo vicioso que se retroalimenta.
La gran mentira de los beneficios del café
Correlación no implica causalidad
Es como si vinculamos el número de asesinatos con la venta de helados, y lo vendemos como que comer helado disminuye en promedio la longevidad (porque las muertes suben y lo hacen en el mismo momento en que más se come helado).
Lo que en realidad ocurre es que en verano la gente sale mucho más a la calle y por eso tienen lugar más altercados. Mientras que por otro lado, y sin tener nada que ver, también es en verano cuando nos apetece más tomar helado.
Pero como comprenderás, quién afirme que tomar helado está vinculado a menor longevidad, te está tomando el pelo en toda la cara.
¿Y a quiénes verás siempre vendiéndote el café como la solución milagrosa respaldadísima por la ciencia? A los que lo venden o se llevan comisiones por patrocinios en su contenido, así de claro y verificable es, como lleva pasando toda la vida con multitud de sustancias que se creían positivas para todos, (ocurrió hasta con el tabaco).
Te mienten sobre que el café haga vivir más
Seguro que escucharás a más de un influencer de renombre afirmar textualmente que «las personas que toman café viven más que las que no», para posteriormente pasar a venderte su café de especialidad patrocinado.

Lo que no te dicen, es que esa longevidad no es causada por el café (aunque con el lenguaje te traten de manipular), sino por:
- Mayor estatus socioeconómico y educación. En muchos países, el consumo habitual de café se concentra en personas con más acceso a recursos, mejor alimentación, vivienda y atención sanitaria (estudio).
- Hábitos de salud más favorables. Quienes toman café moderadamente suelen estar más activos físicamente y mantener un peso más saludable, variables que sí están causalmente relacionadas con menor mortalidad (estudio).
- Efecto del “sesgo del superviviente”. Personas con problemas graves de salud (p. ej., cardiopatías, trastornos digestivos) a menudo reducen o eliminan el café por recomendación médica. Así, entre los no consumidores se acumulan más personas con enfermedades preexistentes, distorsionando la comparación (estudio).
- Control del tabaquismo y otros factores de riesgo. Estudios que ajustan estadísticamente por fumar, dieta y ejercicio ven que la ventaja del café en longevidad se reduce mucho o desaparece (estudio).
Como ves, el dinero justifica decir las cosas a medias y venderse, nada nuevo.
¿Qué dicen los estudios causales realmente sobre el café?
Los estudios causales, como los ensayos clínicos aleatorizados (ECA) y los estudios de aleatorización mendeliana, no confirman efectos consensuadamente beneficiosos por el consumo de café.
Por el contrario, muestran resultados variables o incluso nulos, lo que refuerza la necesidad de cautela y de investigaciones más rigurosas de una sustancia que aún no conocemos con exactitud (estudio), (estudio), (estudio).
Finalmente, estudios mecanísticos en modelos biológicos, como los realizados en levaduras, sugieren que la cafeína podría influir en vías moleculares relacionadas con la longevidad, pero también interferir en procesos de reparación celular, ilustrando así la complejidad de sus efectos y la necesidad de interpretar los resultados en su contexto biológico (estudio).

Café + Sueño = Gasolina + Fuego
Por supuesto, en ansiedad, hiperactividad mental e insomnio, el café es gravemente demoledor, puesto que su vida útil es de entre 3 y 7 horas en promedio, pudiendo alcanzar hasta 10–12 horas en personas sensibles o con metabolismo lento de la cafeína.
Esto significa que una dosis consumida por la tarde o incluso a media mañana puede seguir bloqueando los receptores de adenosina durante la noche e impedir un sueño reparador (estudio).
Entonces, si no tengo ansiedad… ¿el café es malo en general?
Tampoco es eso… pero concluyendo:
Cada cuerpo es un mundo y actualmente hay un gran debate no solventado sobre su causalidad riesgo/beneficio y además, en cada persona es diferente.
Lo que está claro es que si tienes problemas de descanso, no te ayuda tomar ninguna droga exógena como el café, que de paso perjudica gravemente tu sueño.
Por eso, soy mucho más defensor del té. Que aparte de estar menos asociado a riesgos y efectos secundarios, en concreto el té verde tiene multitud de beneficios contra el insomnio, como podrás descubrir en este otro post.